jueves, 31 de marzo de 2016

El aire es fresco, debe ser porque las montañas aún están cubiertas de nieve. Sin embargo es primavera. Así lo dice el calendario y el jardín tapizado de bucaneve. Y sí, la siento... la siento en la piel y en esta necesidad de andar más ligera... de camisas más flojas, de pies descalzos, y pensamientos más claros.
Pero, si por un momento freno mis pasos, cierro los ojos y pienso en "La Primavera"... entonces pienso en septiembre.

Una brisa perfumada a jazmines me invade el alma. Los jacarandá pintan las calles de lila. A lo lejos escucho a un grupo de chicos organizando un picnic cerca de los lagos. Él disimula los nervios que le produce el pensar que la encontrará allí. Y su mirada se pierde en los adoquines de una ciudad que le parece ajena. La veo a ella, le pedirá un helado o un ramo de fresias. Y está serena, muy serena; porque sabe que lo besará apenas la acompañe a caminar por el Botánico.

Abro los ojos. Respiro profundo. Veo a mi gato corriendo una mariposa entre los tulipanes. Enciendo la radio y sonrio al escuchar " ...che fretta c'era maledetta primavera... ".





(Este relato pertenece a los "Relatos Jueveros" y esta semana la convocatoria
fue hecha por Lucia desde su blog "Sintiendo en la piel".
Te invito a leer el resto de los participantes aquí!)




lunes, 28 de marzo de 2016

Ciego te volviste cuando dejaste de ver cuales eran mis pasiones
para creer que tus gustos eran los míos.
Ciego te volviste cuando ignoraste mis sueños
para que te acompañara a seguir los tuyos.
Ciego te volviste cuando dejaste de ver quien soy
para proyectar aquella que te gustaría que fuera.
Ciego te volviste... y ciega me volví.
Porque busqué todo el tiempo una aprobación que no llegaría;

porque busqué ser ese ideal que nunca alcanzaría;
porque busqué convencerme de cosas que no lo hacían...
Así dejé de verme...
de oírme...
de sentirme...
de saberme...
de serme...
Me volví ciega, y así
te volviste ciego junto a mí.













("Ciego" haz click para escuchar la canción de inspiración, 13 de 52 para "Contando las semanas" de Sindel)




jueves, 24 de marzo de 2016

Era ya tarde, y siendo miércoles, mitad de semana, decidí terminar y cerrar el libro que estaba leyendo. Apagué la luz, para obligarme a dormir, pero nada.
Me giré. Me cubrí aún más, de repente un frío en la habitación me congeló hasta los huesos. Volví a girarme. Ví el radio reloj. Las 2:00am y aún no llegabas.
Me levanté y fui hasta la cocina. Tal vez un poco de leche caliente me ayudaría. Escuché el ascensor y miré hacia la puerta esperando verte entrar. Pero no, no se detuvo, no eras vos. Fui hasta el salón a observar la ciudad por la ventana. Estaba temiblemente silenciosa y había iniciado a llover. Despacio, como si de repente el manto de estrellas se hubiese transformado en lágrimas. Como si la noche hubiese sabido.
Las 3:00am y el sueño no llegaba... y vos tampoco.
La mañana de un día visiblemente gris, me encontró en el sofá. La vista fija en la puerta que no se abrió, porque vos no volviste...

Nunca más.



haz click aquí: 24/Marzo '76





(Este relato pertenece a los "Relatos Jueveros" y esta semana la convocatoria
fue hecha por Pepe desde su blog "Desgranando momentos".
Te invito a leer el resto de los participantes aquí!)




lunes, 21 de marzo de 2016

Si bastara una palabra
para definir lo que siento por ti.
Si bastara una palabra
para explicar lo que me produce
cada una de las tuyas;
cada uno de tus gestos;
cada una de tus caricias;
cada uno de tus besos.
Si bastara una palabra
para todo aquello que me dices con una mirada.
Si bastara una palabra
para describir la danza de nuestros cuerpos debajo de las sábanas.
Si bastara una palabra para todo esto...
pero no, no basta una palabra;
son muchas, son tantas.
Pero si bastara una palabra
entonces esa palabra sería tu nombre.



("Una palabra" haz click para escuchar la canción de inspiración, 12 de 52 para "Contando las semanas" de Sindel)






jueves, 17 de marzo de 2016

En un invierno que parece infinito,
donde el silencio hace tanto ruido;
escuchas ecos de teorías que ya no explican esto,
y mueren en lo árido del olvido.

Todo eso que quisieras decir y callas,
quedando bajo tierra... latiendo...
Hasta que antes de morir, estallas,
como una nueva primavera... renaciendo.





(Este relato pertenece a los "Relatos Jueveros" y esta semana la convocatoria
fue hecha por Casss desde su blog "El balcón de Cas".
Te invito a leer el resto de los participantes aquí!)



lunes, 14 de marzo de 2016

¿Recuerdas aquello que deseabas estudiar luego del liceo?
¿Recuerdas todos esos viajes que harías? ¿Todas esas ciudades que conocerías?
¿Recuerdas esa lista de libros que tenías por leer ...y que nunca terminas de completar?
¿Recuerdas todos esos proyectos por hacer ...todos esos sueños por cumplir?
¿Dónde han ido?
¿Dónde van a derrumbarse esas ilusiones?

Te lo digo yo... ¡A ningún lado!

Esos sitios que querías conocer aún están allí... esas ciudades, sus centros, su gente.., todo.
Esas cosas que querías estudiar y aprender, aún las enseñan.
Esos libros que querías leer aún te esperan... y en tu lista hay más espacio para nuevos.
Porque no existe el sitio donde van a morir los sueños;
ellos mueren cuando tú lo haces.
Cuando dejas de cerrar los ojos y pedir un deseo frente a una estrella fugaz;
cuando dejas de saltar los charcos después de un día de lluvia;
cuando dejas de llorar de emoción...
de gritar de alegría...
de sonreír por amor...


Los sueños mueren cuando dejas de creer en ellos...
cuando dejas de creer en Ti.





("¿A dónde van?" haz click para escuchar la canción de inspiración, 11 de 52 para "Contando las semanas" de Sindel)



jueves, 10 de marzo de 2016

Ella era una mujer normal. Común y corriente se definía.
Desde muy joven tuvo las ideas claras y grandes sueños; que luego plasmaba garabateando de mil colores en aquellas grandes hojas blancas..., aunque nunca llegara a ser Maruja Mallo.
Le encantaba escribir; tenía tantas historias dentro..., pero aún así lo abandonó durante muchos años. Y eso porque no creía tener una pizca de talento; no era ni Concha Mendez ni Rosa Chacel. Entonces leía; rescataba libros como había hecho María Teresa León, pero ella los rescataba del olvido. Y leía, leía historias de otros; leía mucho y de todo. Y tenía su "lista" personal que apuntaba en aquel viejo cuaderno, con puntaje y críticas literarias al mejor estilo de Ernestina de Champorlín.
Y aunque era única en contar esas batallas que libraba a diario, con los otros, con ella misma; dándoles su toque como hacía Sofía Casanova. O poseía muy buena memoria, casi como si fuera otra Cristina Arteaga; y recordase fechas, hechos, gestos; indiferentes para muchos e importantes para pocos. O los años le hubiesen enseñado a ser una María Zambrano, filosofeando de la vida, con una sonrisa en la boca y otra en la mirada. Cantando bajo la lluvia o con el sol iluminándole el rostro. Y como Josefina de la Torre, actuaba mil roles; hija, nieta, amiga, hermana, novia, compañera, amante, madre...

Ella insistía en que era sólo una mujer normal. A la que no le gustaban los sombreros ni los exagerados cumplidos. A la que no le interesaban los reconocimientos de los demás, sino saber dentro el alma que había dado lo mejor por y para quienes quería. Ella se definía común y corriente, pero seguro tú le has puesto nombre.





(Este relato pertenece a los "Relatos Jueveros" y esta semana la convocatoria
fue hecha por Lucía desde su blog "Sintiendo en la piel".
Te invito a leer el resto de los participantes aquí!)




lunes, 7 de marzo de 2016

Te prometo escuchar cada palabra que salga de tu boca,
y también cada una de esas que calles.
Te prometo mirarte a los ojos cuando esas palabras no basten,
cuando sean demasiadas... o demasiado pocas.
Te prometo no soltar tu mano,
no por obsecuencia, sino por confianza.
Te prometo que no habrá arrepentimientos,
ni por los pasos dados ni por los gestos hechos.
Te prometo que jamás dejaré de intentarlo,
aunque seguramente seguiré equivocándome.
Y todas estas promesas te las hago a Vos.
Sí a vos...
...a Vos que me mirás detrás del espejo.






("Promesas" haz click para escuchar la canción de inspiración, 10 de 52 para "Contando las semanas" de Sindel)



jueves, 3 de marzo de 2016

Hace algunos años, tantos que parece hubiera sido en otra vida, ella creyó que las cosas se dividían en blanco o negro.
Todo, y todos, se podían colocar de un lado o del otro.
Arriba o abajo.
Derecha o izquierda.
Dentro o fuera.
Blanco o negro.
Como si una grieta dividiera lo bueno de lo malo,
lo justo de lo injusto,
lo correcto de lo equivocado.
Pero el tiempo, ese gran maestro, le enseñó
que la grieta no es más que un espacio infinito de encuentros.
Es en esa grieta donde somos y estamos,
donde están todos los grises,
y porqué no, los colores.
En esa grieta donde los opuestos dejan de ser contrarios,
y son simplemente, complementarios.





(Esta semana he unido las dos propuestas, la de los "Relatos Jueveros";
y esta semana la convocatoria fue hecha por Matices desde su blog "Matices de colores".
Te invito a leer al resto de los participantes aquí!
Y la de "Grieta", haz click para escuchar la canción de inspiración, 9 de 52 para "Contando las semanas" de Sindel.)



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